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Norte De Casanare

En pleno siglo XXI, indígenas asesinan con flechas a campesino en Paz de Ariporo.

Foto: Archivo Particular

Unos cerdos representaron el detonante que habría llevado a la tragedia que terminó con la vida del joven Ilber Antonio Heredia Romero de 25 años, en la finca Bella Libia de la vereda Varsovia del municipio de Paz de Ariporo, propiedad del señor Rafael Heredia.

Según el testimonio de un testigo que pidió la reserva de su nombre, como a las ocho y media de la mañana del pasado sábado 30 de mayo salió un trabajador a realizar las labores propias de la finca en la sabana cuando miró a un grupo de indígenas que estaban a unos seis minutos de la casa. El obrero regresó a avisar a los dueños; desde la finca salieron a caballo dos personas: el obrero y un sobrino del propietario.  El joven Ilber salió en su moto con el ánimo de llegar más rápido a revisar la situación, porque habían referido la pérdida de varios cerdos, caballos y novillas de la finca.  Al llegar a un morichal; estaban los indígenas que, sin mediar palabra alguna lo acribillaron y mantuvieron rodeado. Se trató de una emboscada, argumenta el campesino que cuenta la historia con preocupación. “Nos matan los animales y ahora nos están matando” manifiesta el campesino mientras pide a las autoridades tomar medidas ante la inminente amenaza, agregando que ellos (los indígenas) tienen mucho terreno para recorrer, practicar la caza y conseguir sus alimentos.

La queja es recurrente por parte de los habitantes de la zona del resguardo indígena de Caño Mochuelo y sus diferentes comunidades que aún viven de la recolección sin que haya lugar al procesamiento y cultivo de sus propios alimentos. Según relatos de campesinos del sector, miembros de esas comunidades a su paso se llevan novillas, cerdos, caballos, cultivos y cualquier cosa que les sirva para su sustento, sin la autorización de los finqueros.

Manifiestan que no pueden encararlos porque son amenazados con sus flechas y producen miedo en los habitantes de esas zonas.

Para entender la situación se debe conocer cuál es la estructura de vivienda del resguardo indígena de Caño Mochuelo que tiene una parte de los asentamientos en Paz de Ariporo y la otra en Hato Corozal.  No es una sola comunidad la que habita en este resguardo y las costumbres varían de una comunidad a otra.

Son varios pueblos y comunidades los que hacen parte del resguardo y entre ellos se encuentran los pueblos Waupijiwi, Yamaleros, Maiben Masiware, Amorùas, Wamonae y Tsiripus. Entre ellos se encuentran las comunidades de Merey, Quinto Patio, Topochales, Wafillal, Mochuelo, Betania y San José del Ariporo. 

Entre las posibles comunidades que habitan la zona de Varsovia en Paz de Ariporo, todavía no está claro a cuál de ellas pertenecen los indígenas que participaron en el asesinato del campesino, y el gobernador indígena Hernaldo Cumeje, manifestó que no le resulta prudente dar declaraciones en los medios de comunicación hasta que se haya revisado el caso a profundidad y se inicie una investigación conjunta entre autoridades indígenas y autoridades tradicionales.

Este es un caso de suma sensibilidad puesto que la historia ha condenado a los pueblos indígenas a estar al borde de la desaparición y son considerados por la Corte Constitucional “pueblos al borde de la extinción” con una población máxima de 62 personas (Auto 004 de 2009-), en aspectos de fortalecimiento organizativo y soberanía alimentaria.

Cuando se habla de pueblos indígenas y su historia, el comunicador social, periodista y defensor de Derechos Humanos; Heriberto González, manifiesta que la problemática es constante porque los finqueros están en territorio del resguardo, agrega que los finqueros han venido sistemáticamente quitándole la tierra al resguardo.

González comenta que la cultura indígena es de recolectores y que se debe

comprobar históricamente quién invade a quién, una vez expuesto lo anterior, y aclarar quién es el usurpador.

Se enfoca en que los límites del resguardo llegan hasta puerto Brasilia y agrega que todos los “blancos” han despojado a los indígenas como personas vulnerables que son, a sangre y fuego, y recuerda las famosas “guajibiadas” donde los “blancos” salían a asesinar indígenas por deporte y cazarlos como animales, con el propósito de quitarles sus tierras por donde deambulan en su acción recolectora para sobrevivir y alimentarse.

“Hoy son varias etnias las que se resisten a desaparecer y una reacción de ello, es la lucha por su territorio, los indígenas no son flojos, su cultura no es de cultivo y ganado, su cultura es recolectora” manifiesta el comunicador.

Pese a ser recolectores, del lado de Hato Corozal, algunas comunidades se han reorganizado y hacen parte de distintos programas de siembra, cultivo y producción de sus propios alimentos.

En este momento los hechos son materia de investigación y se ha exigido celeridad en los procesos para evitar que más personas resulten afectadas por lo sucedido el pasado sábado en Varsovia.

 

 

 

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