A finales de 2019 se encontraban en Yopal, 6 mil de los 14 mil Venezolanos que están asentados en el departamento. Un Támara , un Monterrey aproximada y respectivamente. Nuestra población se caracteriza, por un alto nivel de asistencialismo en los servicios básicos a la población vulnerable, que, si no fuera por los programas dirigidos a ella, el nivel de pobreza sería mayor. Gran parte vive en asentamientos ilegales, tanto en lo urbano como lo rural. No cuentan con todos los servicios básicos, y hay inequidad en la inversión social entre el campo y la ciudad, o entre diferentes sectores de ella. Situación con la que convivimos diariamente. En suma, Yopal es una ciudad habitada por más o menos por 160 mil habitantes, mayormente informales, a los cuales hay que sumar esos venezolanos, que serían aproximadamente el 4 %.
Los desafíos asistenciales, derivados del decreto que crea el Estatuto de Protección Temporal para migrantes Venezolanos y que busca regularizar la permanencia de más de 900.000 de ellos en Colombia, que tendrá una vigencia de 10 años, prorrogables, son monumentales, y al ser una política pública , Yopal no podrá sustraerse a su cumplimiento.
Ello implica dedicar en alguna medida recursos propios, por tanto, no provenientes de del gobierno nacional o de ayudas internacionales para contribuir a normalizar su calidad de vida. Por vía de ejemplo, muchos niños podrán ir a la escuela, incluso, sin haber regularizado su documentación y sus padres ingresar al mercado laboral en lugar de depender del sector informal. Acceder al sistema de salud, ser por tanto vacunados contra la pandemia e inclusive admitirlos en planes de vivienda estatales, ya que esos extranjeros serán tratados en igualdad de condiciones que un nacional, en lo que respecta a la protección de sus derechos fundamentales y en otros aspectos. Más de uno, afirmara soterradamente, para no ser tildado de xenófobo, que es otra manera de incumplirles a las víctimas de nuestro conflicto armado. En la práctica es como si teniendo una familia numerosa y pobre, el padre decide adoptar un hijo más.
Así que los retos de la ciudad no se limitan únicamente, a la puesta en marcha del Centro de Convivencia Solidario Transitorio para Migrantes, que tiene servicios para sus necesidades básicas hasta por 4 días y tendrá una capacidad para 121 personas . Sí somos serios al respecto, habría que comenzar por hacer ajustes al Plan de Desarrollo y dedicar algo del empréstito aprobado para ellos, eso lo veo difícil. Al igual que en EEUU, habrá tensiones entre los Venezolanos regulares, los irregulares y por supuesto con nuestros nacionales, más si son informales.
Necesitaremos campañas pedagógicas de cultura para tolerar al migrante, políticas públicas, planes, programas inclusivos para ellos, mediante la puesta en marcha de proyectos específicos. Comunidades nuestras, que luchan por su inclusión como los indígenas, tendrán competencia para la asignación de recursos públicos.
Un sector particularmente impactado será el educativo, ya que la presencia de niños venezolanos en las aulas se presentará y ello demanda adaptaciones en nuestro modelo educativo, por ser la escuela escenario natural para fomentar y llevar a la práctica la tolerancia hacia ellos. Igual con los jóvenes y mayores en el Sena.
El control al ejercicio de la prostitución, se tornará complejo, en Colombia no es ilegal, ni está penalizada , salvo que sea ejercida por menores como lo indicó la Corte Constitucional. Tampoco una autoridad administrativa, como Migración Colombia o la Policía, podrá ordinariamente ordenar o prorrogar su detención, porque el principio es que únicamente autoridades judiciales tienen competencia para ello. Este es un tema de gran controversia, ya que la libertad personal por Constitución, es asunto reservado a los jueces. Así que más de uno, dirá, que en Colombia es peor ser nacional , que migrante Venezolano.
Miguel Alfonso Pérez Figueredo