Una reciente investigación de la organización Conservación Internacional reveló que los territorios reconocidos a comunidades afrodescendientes tienen un impacto notable en la protección del medio ambiente.
En Colombia, por ejemplo, los Consejos Comunitarios afro lograron reducir la deforestación hasta en un 29 % dentro de áreas protegidas, un 36 % fuera de ellas, y hasta un 55 % en las zonas de frontera o borde. Estas cifras demuestran el poder de la gestión ambiental cuando está en manos de comunidades con conocimiento ancestral.
El estudio se realizó en Colombia, Brasil, Ecuador y Surinam, y además concluyó que en estos territorios habitan más de 4.000 especies de flora y fauna, y se almacenan más de 486 millones de toneladas de carbono. En otras palabras, estos territorios son auténticos refugios de biodiversidad y grandes aliados en la lucha contra el cambio climático.
Los factores que explican este éxito ambiental incluyen el respeto espiritual por la naturaleza, el uso de técnicas agrícolas sostenibles, una relación equilibrada con los ecosistemas y, por supuesto, el conocimiento profundo de sus territorios.
El informe también hace un llamado urgente a los gobiernos a invertir más en estas comunidades, reconocer su rol en las políticas climáticas y garantizar la titulación de tierras como una estrategia efectiva para la conservación.
