Sitios cercanos al asentamiento poblacional Mi Nueva Esperanza, vía hacia Llano Lindo, vereda La Unión, Garzón y San Rafael de Morichal son algunos de sectores utilizados como cementerios para las llantas de todo tipo en desuso.
Independiente a las campañas que se realizan por instituciones públicas y privadas para la recolección de estos productos, los usuarios las dejan en cualquier separador, los dueños de taller las acumulan para luego disponerlas en caminos veredales olvidados y sin doliente.
Sin embargo en esta problemática pública debe existir una “responsabilidad compartida” donde el fabricante como encargado de la elaboración del producto debe tener compromiso ambiental.
Y para esto deben propender por adecuar los medios e implementar las estrategias necesarias para la recolección, almacenamiento y procesamiento final del residuo, ya que estos son los directos responsables de realizar el control sobre el destino final de las llantas, pero lamentablemente no lo hacen y los resultados son nuestras localidades contaminadas y sin una verdadera política de gestión del producto y del residuo.
Otras empresas que deben responder solidariamente por esta contaminación son los distribuidores, además de entregar el producto, se suponen deben colaborar con la recepción y almacenamiento en tiempo real del residuo mientras se entrega al fabricante o a una empresa aprovechadora, pero tampoco lo hacen.
Al igual suceden con los grandes generadores ya sean grandes transporta dores (Transporte Público Colectivo, Individual, Carga, Turismo y Especiales) o pequeños (particular), los cuales dentro del marco de responsabilidad ambiental deben entregar las llantas usadas a los distribuidores o las empresas y tampoco lo hacen.
