El sueño de millones de basquetbolistas en el mundo, cada vez más cerca de cumplirse para uno de los nuestros.
Un llanero que a simple vista se confunde con los mejores jugadores del mundo de las cestas, ese es Brian Alexánder Angola Rodas, que a sus 22 años de edad y con sus 2.2 metros de estatura ha ascendido con lujo de detalles en un deporte tan competido.
Oriundo de Villanueva Casanare, hijo de la deportista Epi Rodas y del recordado concejal Hugo Angola (QEPD), habla con completa calma de sus logros y de sus sueños.
Empezó en el deporte entrenando en la cancha del barrio Morichal para el equipo del colegio, no como los demás, pues él sabía que tenía un don especial, por lo que llegaba antes que sus compañeros a practicar la cesta.
A los 14 años saltaba, cubría, dirigía, encestaba e inspiraba como ninguno desde la selección Casanare, quienes lo veían sabían que pronto volaría más lejos pues su estatura, disciplina y condiciones deberían aprovecharse al máximo, lo que entendió y visionó primero la selección Meta al llevárselo a jugar en su equipo.
No pasó mucho tiempo para que lo reclutaran en la selección Colombia y de ahí a la latinoamericana, solo que cada vez con más responsabilidad lo que le hizo merecer una beca en La Universidad Estatal de Florida, claustro público del sistema universitario estatal de Florida ubicada en la ciudad de Tallahassee, Florida, en Estados Unidos, allí hace parte de la selección y estudia dirección deportiva.
Ha vivido en la meca de este deporte durante cinco años y sin hacer alarde de su buen momento, hemos conocido que lo pretenden en los mejores equipos del país, por lo que es fácil deducir que la NBA, conoce las cualidades de este “niche llanero”
Angola le comentó a las mañanas de violeta estéreo que de no darse las cosas con la máxima instancia del deporte gringo hay opciones con la liga Europea y que “Cuando alguien quiere algo y se lo propone, no hay límite”
Reconoce que estar en ese lugar privilegiado se lo debe a sus padres que nunca dudaron de sus condiciones y de ahí que humildemente quiera volver algún día a ayudar a jóvenes talentos de su natal Villanueva Casanare.
A Brian le restan dos años de estudio, para entonces tendrá la edad apropiada para dar el siguiente paso pero sabe que de no darse las cosas en la canchas como deportista, tiene como seguro su carrera.
Espera volver muy pronto de vacaciones para compartir recuerdos y experiencias con sus hermanos y hermanas, abrazar a su mamá, visitar la tumba de su padre y disfrutar la sazón de su abuela, en contraste, los casanareños esperamos de él que siga adelante y encuentre abiertas todas las puertas que las instituciones del deporte, ciegas y torpes como siempre, le cerraron.
