El central es la nueva promesa del cuadro antioqueño, que este jueves espera remontar la serie que pierde 1-0 ante Libertad de Paraguay (7:30 p.m.) en la Copa Libertadores. Su espejo es Alexis Henríquez, con quien tiene características similares.
Mirada microscópica del canterano clavada en Alexis Henríquez, el caudillo de la defensa de Atlético Nacional, su caudillo. Analiza, al borde de la cancha, sus gestos, buenas maneras, pases filtrados, todo. Observa y calca en el croquis de su memoria. “Algún día me gustaría ser como él”, piensa.
Hoy Nicolás Hernández ya no tiene 15 años, pero su admiración por el capitán del cuadro antioqueño sigue intacta, incorruptible. Ahora es su compañero, comparte con él en el vestuario. Ese, el vestigio que le dice que va por el camino correcto.
El llanero es una de las revelaciones del fútbol colombiano. Un central salido del molde: de zurda prodigiosa. Sabe salir jugando, es técnico, tiempista. Sus pases largos de 50 metros, su marca registrada. Rasgos similares a los de Henríquez. ¿Casualidad?
“Alexis es mi referente, desde pequeño lo respeto mucho”, apunta en diálogo con este diario el oriundo de Villavicencio hace 21 años.
“En el fútbol moderno se necesitan centrales que sepan con la pelota, no es solo defender. Empezar mi carrera como volante 10 me ayudó a tener buena técnica”, agrega.
Jairo Hernández, padre de Nicolás, fue futbolista profesional en algunos clubes de la segunda división. Su carrera fue efímera, pero bastó para que su hijo, su sombra en los entrenamientos de sus clubes, heredará el amor por el fútbol. Luego se dedicó a trabajar en la empresa de alcantarillado de Villavicencio, mientras Nicolás a los 14 años ya pavimentaba las columnas de su sueño en el balompié en Llaneros FC.
El buen ojo de Orlando Restrepo, actual entrenador de la selección colombiana sub 17, lo vio en un torneo juvenil y se lo llevó a Atlético Nacional. Con apenas 15 años recién cumplidos tuvo que dejarlo todo. Se fue a vivir a una casa hogar de Medellín, le tocó madurar más rápido que el resto. “Fue difícil dejar a mi familia, pero son cosas que a uno lo fortalecen. Uno no puede quedarse esperando a que se cumplan los sueños, toca abrir la puerta y salir a buscarlos”.
Y en ese mundo exterior, el llanero sedujo a Paulo Autuori. “Desde la primera vez que lo vi entrenar supe del potencial que tiene”, dice el técnico de Atlético Nacional.
Su año de intercambio en Real Santander, club de la segunda división en el que jugó 26 partidos en 2018, fue una experiencia que lo ayudó a no obnubilarse en los momentos turbulentos y a no dejarse consumir por los nervios. Aunque reconoce que aún siente cosquillas en el estómago. “Esto no se trata de llegar, sino de mantenerse”, cuenta quien en sus tiempos libres juega en el Playstation FIFA y Fortnite con sus amigos de Villavicencio.
Mantener, ese verbo terrenal que espera aplicar esta noche Nicolás cuando enfrente a Libertad en la vuelta de la fase previa de la Copa Libertadores (7:30 p.m., por Facebook). La ida la perdió Nacional 1-0 en Paraguay. Nicolás Hernández, el nombre del llanero que promete en el fútbol profesional colombiano.
Tomado de: elespectador.com
Thomas Blanco – @thomblalin
