Por Silvino Barrios Rubio.
Robinson Cantor es el presidente de la Junta de Defensa Civil en Paz de Ariporo. Para él, atender emergencias es una de sus pasiones, su vocación de servicio lo llevan a arriesgar su vida para salvar la de los demás. Y es que cuando digo: “arriesgar su vida” es literal pues no cuentan con las herramientas necesarias en ninguna época del año. Ahora en temporada de incendios han tenido que atender uno de los más crueles incendios registrados en un centro de sabana donde no hay agua ni para echarse encima: Puerto Brasilia y Morichales. El nivel de deshidratación al que se ve sometido el cuerpo puede llegar a ser peligrosa dado que, no solo la temperatura ambiente que asciende a 37 grados en sombra, sino que se suma las altas temperaturas producidas por las llamas. Su única herramienta es un bate fuegos, una pala o en el mejor de los casos, una bomba de espalda. No tienen vehículo propio para su desplazamiento, no tienen salario y su única motivación es el agradecimiento de la gente que reconoce su labor y es por ellos que están siempre listos en Paz y Emergencia.
Usa botas de caucho para invierno, con ellas se arriesga a que el calor las derrita en sus pies causando quemaduras o lesiones graves, las gafas que utiliza no son las adecuadas y solo sirven para salvaguardar los ojos del polvo y la ceniza, pero también sometiendo sus ojos a temperaturas más elevadas de las que normalmente soporta el ojo humano, exponiéndose a lesiones permanentes. Sus trajes no son térmicos; de hecho, son un simple dril altamente inflamable que hace que cada paso en una emergencia esté muy cerca del riesgo. Solo cuenta con mucha fuerza de voluntad y la fe puesta en que no se vive en este mundo para dar un paso sino para dejar huella.
Desde el año pasado cuando se atravesaba por una situación similar, desde la administración municipal se prometió gestión para la consecución de dotación de uniformes, claro que no anti incendios, uniformes tradicionales de Drill, un año después, la prometida dotación no ha llegado. Robinson, con rostro de desilusión y desconcierto recuerda que el diputado Homero Abril Prometió gestionar 50 uniformes y se atrevió a hacerlo soñar con la idea de conseguir una camioneta, pero pasado el tiempo tampoco se sabe nada de dicha promesa, se habló de una partida de 200 millones de pesos para organismos de socorro, de los cuales no han visto ni la mitad de un centavo. La situación es tan precaria al interior de la sede de la Defensa Civil en Paz de Ariporo que, temen que su techo no resista este invierno y decidieron rifar una novilla para reunir fondos buscando realizar con sus propios medios las adecuaciones locativas en espera de que el invierno tenga misericordia de ellos. En campañas políticas, todos tienen en sus planes de gobierno y gestión, incluidos los organismos de socorro, pero desde tiempos inmemoriales, el problema ha sido el mismo; tanto es así que han llegado al punto de sentirse incluidos solo durante las contingencias o llamados de emergencia, pero nadie retribuye nada a su labor ni siquiera en dotación para una mayor comodidad en su labor.
Frente al incendio se escucha cómo la tos se apodera de ellos y aunque teniendo sed, no pueden hidratarse como es debido. El sonido del fuego y del viento es más fuerte, no hay tiempo que perder, hay que sofocar las llamas y aunque nadie está allí para darles el reconocimiento, cuando pueden, toman las fotos que documentarán para la historia, una hazaña más de su gloria. Tal vez únicamente en casa alguien está orando por ellos, alguien ha prendido una vela para iluminar espiritualmente lo que hacen sabiendo que han salido y solo Dios sabe si regresarán. En casa son padres, hermanos, esposos o hijos; mientras en terreno solo son una unidad de socorro que seguramente después serán juzgados por no llegar a tiempo o por tardar en sofocar las llamas. Solo en casa saben cuando amor y entrega hay en un trabajo no remunerado pero lleno de satisfacciones y batallas cuyas medallas podrían ser la sonrisa de agradecimiento de alguien. Solo eso basta.
Han cumplido una misión más y es hora de volver a casa, no a descansar sino a prepararse para el próximo round. Desde donde están ellos, saben que su más grande misión es estar siempre “Listos en Paz o Emergencia”.
Robinson Cantor, Presidente DCC Paz de Ariporo
