Ella es Paula Ávila Guillén, una abogada bogotana que llegó a Casanare siendo una niña y residió en el departamento hasta hace pocos años. Posteriormente se trasladó a Nueva York, en donde ha podido trabajar con diversas entidades como Naciones Unidas y diversas ONG.
Actualmente Paula trabaja con su equipo en una estrategia que busca despenalizar en El Salvador y en Honduras el aborto espontáneo, es decir cuando se produce de forma natural.
Explicó la abogada que hoy en día, en El Salvador a una mujer que tenga un aborto involuntario le pueden dar una pena de 8 años de cárcel, pero usualmente cambian el delito por homicidio y ahí la condena es de 40 años de cárcel.
“Nosotros lo vemos como la criminalización a pobres y campesinas porque ellas generalmente no tienen cómo probar que su aborto no fue inducido y es a ellas a quienes condenan”, explicó Ávila Guillén.
Según la abogada colombiana, si una mujer no logra probar que su aborto no fue inducido, es procesada y encarcelada.
