Un grupo de oficiales militares de Guinea Bisáu declaró este miércoles que tomó “el control total” del país, suspendió el proceso electoral, cerró todas las fronteras y consideró el mando de las instituciones del Estado. El anuncio fue difundido desde el cuartel general del ejército en la capital, Bisáu, bajo la autodenominada “Alta Comandancia Militar para la Restauración del Orden”.
La medida llega apenas tres días después de que se celebraran elecciones presidenciales y legislativas, cuyos resultados aún no han sido publicados. Los dos principales candidatos se habían proclamado vencedores, generando tensión en un contexto de denuncia de fraudes.
Primero se escucharon ráfagas de disparos en zonas cercanas al palacio presidencial, a la sede de la comisión electoral y al Ministerio del Interior. Posteriormente, hombres armados tomaron la arteria principal de acceso al palacio, y se desplegaron puestos de control en la ciudad, con soldados encapuchados y armados controlando los accesos.
El presidente en ejercicio, Umaro Sissoco Embaló, confirmó a la prensa que había sido “depuesto” y detenido por militares que lo sorprendieron dentro de su despacho. También se informó del arresto de altos mandos del Ejército y del ministro del Interior, aunque la armada militar no ha entregado hasta ahora un listado oficial total de detenidos.
En su comunicado, la cúpula militar justificó la acción afirmando que existía un plan para “manipular los resultados electorales” y desestabilizar el país, y anunció un toque de queda indefinido, la suspensión de las funciones de gobierno, del proceso electoral y de los medios de comunicación, mientras dure lo que llamaron “restauración del orden”.
La comunidad internacional reaccionó de inmediato. Organismos regionales y países europeos, a través de la voz de sus cancillerías, condenaron la toma de poder y pidieron el restablecimiento de la democracia y la liberación de los detenidos.
Guinea Bisáu, un país de poco más de dos millones de habitantes y uno de los más empobrecidos de África, tiene una historia marcada por golpes de Estado: esta sería la sexta intervención de ese tipo desde su independencia en 1974. La crisis deja al país en un nuevo limbo institucional, cuando apenas comenzaba el recuento de votos tras las elecciones.
