Es una vieja película francesa de que todo amante del buen cine debe ver. Con guion adaptado por FRANCIS FORD COPPOLA (el mismo de “El Padrino”) y GORE VIDAL. Está basada en la novela de igual nombre escrita por LARRY COLLINS y DOMINIQUE LAPIERRE, un dúo de autores con varios libros entre los más vendidos a nivel mundial. Narra la liberación de París de las tropas nazis durante la II Guerra Mundial. Contó con un extenso reparto de estrellas encabezado por ORSON WELLS. Estuvo nominada al Oscar y ganó un Globo de oro.
¿Y por qué les recuerdo todo esto? Porque su trama se adaptaría en mucho a lo que hoy está sucediendo allí. Sería una nueva versión de aquella cinta, cuyo protagonista es Paris; casi toda en blanco y negro como los documentales de esa época, en la que solo cuando acontece la liberación de ella aparece el color. En el argumento la antagonista es la guerra,poniendo de relieve lo absurdo y cruel de ella, sus complejidades, los intereses en juego, las ordenes de los comandantes, que deben cumplirse a cualquier precio, así sean arbitrarias, el sufrimiento de los vencidos, la destrucción que la rodea y sus consecuencias devastadoras.
Paris está ocupada por los nazis hace cuatro años, los americanos y la resistencia francesa están dispuestos a liberarla, HITLER ya trastornado da la orden al General VON CHOLTITZ que la destruya; pero este a pesar de la obediencia debida, sabe que no van a ganar la guerra y que moralmente no debe hacerlo, pues es una joya de la humanidad y finalmente no la cumple. Esta situación nos recuerda las órdenes esta vez sí irracionalmente cumplidas por los protagonistas de los actuales hechos, militantes del Estado Islámico, que destruyeron monumentos de la humanidad con 2.000 años de antigüedad en Palmira la de Asia. Los defensores de la libertad, -los buenos de la película, como cosa rara son los americanos-, quienes están más interesados en derrotar a los nazis, que en salvar a Paris y sus habitantes. No ha pasado lo mismo hoy en día en Irak, Irán, etc. La película es un homenaje a la resistencia y las víctimas. Hoy hay de las dos en varios países, como Palestina, Siria, etc.
Los que fueron temporalmente oprimidos en la película, los franceses también han sido opresores. Ellos para ser francos, también practicaron el terror que hoy censuran. Les duelen sus muertos pero olvidan los miles que causan la defensa de sus intereses. Un convoy de miles de partisanos, -esos guerrilleros que se oponen a un ejército de ocupación-, parte de París rumbo a los campos de concentración y su muerte segura. Hoy nos recuerda las caravanas de barcos con cientos de personas esta vez huyendo de sus guerras, muriendo en la travesía, o siendo rechazados la mayoría, a las puertas de Europa. Nos rememoran actualmente los campos de miles de refugiados de países como el Líbano, Chad, Sahara etc . Y que tal el antojo de un tapiz del siglo XI, para congraciarse con el Führer, representa el saqueo de los propios valores culturales, para volverlos meros recordatorios de los conquistadores. Y qué decir de los diálogos entre VON CHOLTITZ y el Cónsul sueco interpretado por WELLS, en mucho estarían vigentes hoy por hoy.
El tema de la película fue recogido en una canción llamada “Paris en cólera” interpretada por la famosa cantante francesa MIREILLE MATHIEAU. Uno de cuyos versos traduciría: “
“La vida, la muerte ya no cuentan Ganamos, perdimos … Pero podemos estar ahí arriba”
MIGUEL A. PEREZ FIGUEREDO.