Foto. Planes Yopal
La franqueza es cualidad del llanero, por eso cuando las autoridades cometen errores los casanareños les cantan la tabla; soy de los que piensan que sí aciertan también se debe hacer lo mismo. Es el caso del Parque de la Iguana. Desde la pasada campaña por la alcaldía de la capital, un grupo de ciudadanos encabezados por su vecino Braulio Casteblanco, lideró su recuperación. Unos dirán que unas tareas de allí, son en cumplimiento de la sentencia de acciones populares. No menos cierto es que la actual administración de Luis Eduardo Castro se apersonó de la situación.
Como vecino que también soy, fui a constatar la situación. Se destacan los siguientes aspectos: Iluminación del mismo, dotación de vigilancia durante la temporada de fin y comienzo de año que ya ha cesado. Demarcación de los senderos, así sea de manera artesanal, dotación de baños públicos y lavamanos, previsión de una zona de comidas y bebidas, portones de control por algunos accesos, poda de árboles y puntos de recolección de basuras y reciclaje.
Durante lo corrido de este año, fue muy agradable ver, familias trotando, mujeres o varones haciendo lo mismo acompañadas de sus perros, cuidadores de ellos, sacándolos a pasear en manadas, jóvenes haciendo ejercicio, montando en bicicleta, aunque se supone que los senderos son peatonales, todos respirando ese olor a naturaleza, a mañana, que traspasa los tapabocas al transitar por sus senderos, escuchando el canto de las aves y el ruido del río. Me di cuenta que solo en la medida en que los ciudadanos nos reapropiáramos del parque, lograremos lo que se pretende: un espacio público para el esparcimiento, descanso y realización de diferentes actividades. Uno que nos enseñe de manera práctica, la importancia en nuestro diario vivir del Río Cravo Sur, como fuente de agua, regulador de temperatura, albergue de especies en vía de extinción como los monos aulladores con Ramona, la mascota que también debería ser el emblema del parque.
Ante el cese de la vigilancia por parte de empresas dedicadas a ello, de nuevo los malandros, los jíbaros con su fumata de vicio, los invasores reiniciaron su colonización. Ya dañaron los grifos de los lavamanos, empezaron de nuevo aparecer cambuches, hurtaron elementos de dotación y pronto aparecerán los carteles que se dedican a desmantelar luminarias, techos, verjas como la del hospital antiguo. Y vendedores, que también iniciaron la construcción de casetas y que después invocaran confianza legítima así no tengan permisos. Pero no son solo ellos los que andan en esa tarea, los vecinos de todos los estratos han alterado los límites, cercando franjas para uso particular, colocando accesos privados con escaleras y mallas en zonas públicas, arrojando aguas negras, basuras y escombros, implantado incluso gallineros artesanales.
Así que, con miras al famoso malecón, pedimos la continuidad de las acciones y su ampliación. Por vía de ejemplo. La prolongación de su vigilancia es básica, Así sea por un par de horas en la mañana y tarde; sin ella la mayoría de visitantes habituales dejaron de ir. Hay que impedir que los vecinos se sigan apropiando en la práctica de lo que es de todos, exigir a quienes vierten aguas negras a que se conecten al alcantarillado, desalojar a los invasores. tras acciones serían la continuación de hechura de los senderos y construirlos de modo tal que faciliten el trote y la marcha, se podría también separar o delimitar un sendero para bicicletas, señalizarlos, establecer únicos accesos con sus portones, un horario de permanencia para las personas, las zonas de baños y lavamanos; edificarlas de manera tal que no se hurten sus elementos, construir un espacio para perros, realizar un plan de arborización nativo que incluya fichas técnicas de los árboles de allí. Realizar actividades por parte de monitores físicos, sean diarias o de fin de semana, Implantar mobiliario de recolección de basuras. Todo ello para poder invitar a los turistas a realizar una visita para que vieran toda esa actividad. En las actuales condiciones así haya mejoras no está presentable para ello.
Por favor Alcalde, continúe con las tareas empezadas y amplíelas para que ese parque sea cada día más bello y no que no vuelva a ser el patio del bazuco, el parque de la mariguana.
Miguel Alfonso Pérez Figueredo
