Un mal sonante término que se convirtió en la nueva ideología , dogma y paradigma de conducta social , practicado por autoridades y también de muchas personas.
¿En que consiste tal práctica? . Según los muchos artículos publicados en la internet, sencillamente en hacer lo que le dé a uno la “pu-erca gana”, por no poder expresar lo que están pensando . No importan las reglas, las normas, ni por supuesto las consecuencias de un actuar. De lo que se trata es de lograr los fines particulares, nada de bien común aunque se podrían alcanzar, las dos cosas. Es la maximización de que el fin justifica los medios; por encima de cualquier convencionalismo social. Eso sí hay que inventar los artificios jurídicos necesarios, para justificar esas conductas, dar un bañito de legalidad a actuaciones arbitrarias, para eso están los ingenieros jurídicos.
A los demás no nos queda otra alternativa sino la de demandar, que los jueces se pronuncien sobre la legalidad de esos comportamientos. Eso tarda su tiempo, es engorroso y hay que incurrir en gastos; mientras tanto los beneficiarios continúan disfrutando sus caprichos y haciendo de las suyas.
Para no quedar como dicen los estudiantes en la mera teoría algunos ejemplos en el caso de autoridades en nuestro departamento: Que sabemos de antemano que estamos inhabilitados para lanzarnos de candidato, me importa un culo, que demanden. Que toca amañar los concursos y soplar las respuestas para que gane el bendecido, importa un culo, que demanden, difícil de demostrar. Que toca abortar un proceso de convocatoria porque no va a ganar nuestro pollo, importa un culo, que demanden. Que toca lanzar de candidato al compadre o ahijado, importa un culo, que demanden, no es ilegal. Que en los procesos de contratación directa gana el mismo, importa un culo que demanden, no es ilegal sino buena suerte. Que la sentencia de tutela ordena algo, importa un culo impugnamos y-o le mamaos gallo al fallo. Que una orden judicial de un Tribunal dice que se debe hacer un nuevo proceso. Pues lo hacemos, e importa un culo volver a torcerlo, que vuelvan y demanden y si perdemos, volvemos y apelamos.
Y así se la han pasado las administraciones, sin ton ni son, de escándalos en escándalo, de desfalco en desfalco, de sentencias en contra una y otra vez , de destitución en destitución. Mientras tanto los que habitamos acá, vemos como en otros departamentos se hace más con menos, hay más progreso para la gente y por supuesto viven mejor. La rosca diría cínicamente pues lárguense, nos importa un culo, nadie los está obligando a vivir aquí.
Ahora sí se explican el porqué de la mala suerte de esta tierra; de lo urgente de aplicarles de su propia medicina, por conveniencia para nuestros hijos. La conclusión es muy sencilla paisanos: de cualquier culo no puede brotar sino mierda y aunque el ambiente huela muy feo hay que entrar a limpiarla.
MIGUEL ALFONSO. PEREZ FIGUEREDO.
