Esta semana el analista político ORLANDO GONCALVEZ, en esta emisora citó su propia versión de aquella frase pronunciada por Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, en la famosa novela “El gato pardo” que también fue llevada al cine e invito a verla.
En ella se narran las vivencias de un eminente aristócrata, que comprende que para poder mantenerse en el poder debe adaptarse a las consecuencias de la revolución de Garibaldi y de la naciente república de Italia y que en contra de sus convicciones debe sumarse a la nueva elite burocrática.
El verdadero protagonista es entonces el cinismo político, eso que ahora se describe bajo la frase de que “la política es dinámica”. Desde entonces se retrata al gatopardismo o lampedusismo, como una reforma que parece de fondo, pero es cosmética del discurso político, para que quienes han estado a la cabeza del poder, lo mantengan bajo otra forma.
Y es lo que estamos viendo en la ya iniciada campaña electoral para la Presidencia y Congreso, ante el afloramiento del desgaste de los partidos políticos, en donde sus diferencias doctrinales, se basan más en las comas y puntos que en los dogmas y donde los estatutos del partido de derecha parecen un copie y pegue de algún partido comunista centrado en el culto al poder personal, aparecen el nombre de rimbombantes alianzas o pactos conformadas por ejemplares de todas las pelambres, que son fácilmente identificables por ser de los mejores hincha ya que han estado en todos los partidos y mientras en el Congreso se tratan de malparidos en los clubes son bienqueridos
De un lado la mezcolanza del Pacto Histórico conformado por: Gustavo Bolívar, Roy Barreras, Francia Márquez, Alexander López, Aida Avella, Iván Cepeda, Wilson Arias, Feliciano Valencia, Armando Benedetti, María José Pizarro y David Racero, De otro la de la Coalición de la esperanza conformada por: Sergio Fajardo; Jorge Enrique Robledo; Humberto de la Calle; Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán y para terminar la de la Coalición de la experiencia con: Álex Char, David Barguil, Dilian Francisca Toro, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y Juan Carlos Echeverry. Se le quedaron los nombres de los integrantes porque a mí no. Como dirían las abuelas de tanto ingrediente ni es mute, ni es sancocho.
La única verdad de todo esto es que la mentira y el engaño forman parte de la política y lo sabemos y mientras hacemos las veces de gurús y oráculos políticos , en cafeterías y corredores, ellos, como lo dijera con humor una vez el Dr. Jaime Castro. “para no perder tiempo, mientras ustedes discuten, yo decido”. Y afloran las paradojas: los que antes defendían la lista cerrada ahora defienden el voto preferente y a la visconversa, el bolígrafo volvió aparecer en la confección de las mismas, y ciertos personajes fueron renunciados antes que renunciar, puro pragmatismo político, detrás de cada una de esas listas, hay una competencia de egos de quienes quieren aferrarse al poder a como dé lugar y cualquier estrategia es válida desde que no sea ilegal, aunque por debajo de la mesa todo se vale…
Los desorientados ciudadanos particularmente los de clase media que a propósito perdieron la cuarta parte de sus integrantes por la pandemia, todo esto les huele maluco, con lo cual seguimos alejándose de las urnas, que es el verdadero propósito de muchos de ellos para que puedan tener un mejor control del poder político.
De ahí que yo crea en el voto obligatorio , para defender el estado social de derecho y la social democracia contenidas en la Constitución , porque mientras cada uno de ellos practicara el 12º mandamiento de que «Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie».
MIGUEL ALFONSO PÉREZ FIGUEREDO.