Un poco más de la mitad de las 4,4 millones de hectáreas que conforman su toda su área de extensión cuenta con una vocación ganadera. Así lo indica el “Estudio general de suelos y zonificación de tierras” realizado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) en este departamento de la Orinoquia colombiana.
Según el “Estudio general de suelos y zonificación de tierras” a escala 1:100.000 del Casanare elaborado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el 54,27 por ciento del departamento (2.401.901 hectáreas) corresponde a tierras con vocación ganadera.
La mayoría de estos terrenos son aptos para establecer sistemas productivos pecuarios con pastoreo intensivo de clima cálido (49,39 por ciento del Casanare), mientras que en un poco más de 4 por ciento se permite el pastoreo semi intensivo.
Entre tanto, tan solo el 8,79 por ciento del Casanare cuenta con terrenos aptos para el desarrollo agrícola, es decir que se puede cultivar en 388.945 hectáreas. Los suelos más fértiles se localizan sobre los valles de los ríos Casanare, Ariporo, Pauto, Cravo Sur, Cusiana, Túa y Upía.
De este total, en el 5,53 por ciento (244.907 hectáreas) se puede desarrollar cultivos transitorios semi intensivos como arroz de secano, maíz, frijol, pimentón, tomate, melón, sandía, maracuyá, ahuyama, ají, cilantro y yuca; en el área restante tienen cabida cultivos permanentes intensivos como naranja, limón, aguacate, plátano, mango, mamoncillo, papaya, palma africana y aceite, tabaco y piña.
Las actividades agrosilvopastoril y forestal también pueden estar presentes en los suelos del Casanare, ya que el 4,74 por ciento de sus suelos cuenta con vocación para tales fines. “Por las características de sus suelos, Casanare tiene un potencial enorme para desarrollar áreas de producción agrícola, ganadera y forestal de una forma sostenible, ya que sumadas las hectáreas aptas para cultivos, ganados y desarrollos forestales abarcan el 67,8 por ciento de todo el departamento”, apuntó Juan Antonio Nieto Escalante, director general del IGAC.
“El estudio de suelos del Casanare ve la luz en una fase importante del desarrollo del departamento, especialmente en el campo petrolero; ya que la Orinoquia está en la mira de los inversionistas nacionales y extranjeros para impulsar la producción de biocombustibles en grandes plantaciones de cultivos como palma de aceite y caña de azúcar. Estos proyectos agrícolas requieren identificar los impactos ambientales y conocer detalladamente el componente suelo y sus interacciones con el medio natural, factores que están contemplados en esta publicación”, señaló el director del IGAC.