
Investigación preliminar de Aerocivil revela serie de irregularidades en vuelo del Chapecoense.
Pese a que la aeronave no estaba certificada para realizar un vuelo con las características que presentó en el plan de vuelo, las autoridades de Bolivia autorizaron el itineriario, con las consecuencias trágicas que ya se conocen.
Además de eso, la tripulación sabía que el combustible no alcanzaría para llegar a destino y sin embargo decidieron continuar el viaje. Solo pocos minutos antes de chocar, informó que se encontraba en emergencia.
Según la investigación preliminar, el copiloto insistió en la cabina de forma reiterada que estaban al límite de combustible para llegar a su destino. Y aunque, según se escucha en las grabaciones de la caja negra, la tripulación contempló aterrizar en Leticia o Bogotá para reabastecer, se decidió seguir hacia Rionegro. Además de eso, el avión llevaba más peso del permitido por reglamentación.
«Los miembros de la tripulación eran conscientes de la limitación de combustible y de que no era el adecuado que se necesitaba para llegar a Rionegro», señaló el secretario de Seguridad Aérea de Aerocivil, coronel Fredy Bonilla.
No obstante, no informaron en ningún momento de esa situación al control aéreo. Tampoco se declararon en emergencia, sino siete minutos antes del accidente. Poco antes habían solicitado prioridad para aterrizar, petición que fue concedida por la torre de control de Rionegro.
Pese a la crítica situación, el piloto tampoco reportó que se le estaban apagando paulatinamente cada uno de los cuatro motores de la aeronave. Por el contrario, continuó con las maniobras de aterrizaje «de forma normal», aseguró Bonilla. Solo hasta dos minutos antes de la caída, reportó la «falla total eléctrica».
En ese momento, la aeronave ya estaba a 9.000 pies, cuando en esa zona, por el cerro El Gordo, se debe pasar por norma por encima de los 10.000 pies. La aeronave chocó a 230 kilómetros por hora, pese a los esfuerzos de la controladora aérea de turno.
Noticia en desarrollo…
ELTIEMPO.COM