
La descarbonización de la economía mundial es un hecho irreversible como consecuencia del Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de Paris, que ya inició su etapa de ejecución por parte de los principales líderes de las grandes potencias especialmente de EE.UU y de China, que buscan la utilización de energías limpias para descontaminar el planeta.
Esto significa que los recursos de regalías por la explotación y exportación de este mineral se verán afectados gradualmente en la medida que las empresas exportadoras disminuyan su producción por efecto del mercado mundial.
Un ejemplo de esta situación es el caso de Prodeco que ya cogió maleta dejando el hueco de la explotación y el polvillo negro en la línea férrea, como un recuerdo de esos tiempos de bonanza. Igual actitud tomará el Cerrejón y la Drummond.
Hay que advertir que estas empresas multinacionales no tienen corazón ni compasión con la comunidad. Ellos invierten en sus proyectos, obtienen sus ganancias y, si por alguna circunstancia olfatean un peligro o una disminución de su inversión, alzan vuelo, y se van. Y, en ese vuelo, con la complicidad de algunos funcionarios criollos, tratan de darle el último golpe a las finanzas del país como sucedió recientemente con la demanda billonaria de Electricaribe, que afortunadamente no prosperó, y ahora, la de Drummond, por valor de 36 millones de dólares, supuestamente por una mala liquidación de las regalías por parte de la Agencia Nacional de Minería.
Así las cosas, los planes de desarrollo municipal deben ajustarse a las nuevas condiciones económicas y estructurar los ejes de inversión hacia la educación, la salud, el medio ambiente y la creación de fuentes de trabajo a través de proyectos productivos con el apoyo técnico del Sena, para hacerle frente a las NBI y al hambre que ha dejado esta pandemia.
Además, apuntarle al turismo que es una buena fuente de trabajo. España vive del turismo, Turquía y México cogen fuerza en esta línea. A nivel nacional: Cartagena, Bogotá, Eje Cafetero, Villa de Leyva y Santafé de Antioquia. Y también mirar el agro colombiano: tenemos tierras fértiles, sol y agua. Busquemos la tecnología.
Por último: ¿Están preparados estos mandatarios locales para enfrentar la nueva crisis? No se ven las obras cuando tuvieron regalías, menos ahora que sólo les queda el polvillo. El panaroma lo veo tan negro como el carbón.
Por: Francisco Cuello Duarte